LA SOBERBIA DE UNA PERDEDORA



El presidente Vizcarra se equivocó al negar y ocultar sus reuniones con Keiko Fujimori. No solo porque no era necesario que estas fueran secretas, sino porque, independientemente de quién haya pedido se mantenga la reserva, confió en la señora K y ella, como no podía ser de otra manera, lo traicionó. No debería sorprendernos que  en los próximos días aparezcan audios o vídeos de estas conversaciones, porque esos son los métodos a los que nos tiene acostumbrados el fujimorismo, desde sus inicios.

La señora K, es una persona que, lamentablemente, proviene de una familia sin principios éticos o morales y por lo tanto, tiene una educación y formación deficientes. Ella es la hija de un personaje que delinquió y estuvo preso. Sus tíos, hermanos del padre, fueron denunciados por la venta de ropa donada del Japón y hoy se encuentran prófugos de la justicia. Testigo de las torturas de su padre hacia su madre, prefirió quedarse al lado del él, disfrutando del poder como Primera Dama. Su infancia discurrió, además, cerca de Vladimiro Montesinos, mano derecha del padre, hoy cumpliendo sentencia, entre otros delitos, por tráfico ilícito de armas y asesinatos masivos.

Hablar de la señora K, es hablar de una mala perdedora y de una pésima demócrata, ya que habiendo transcurrido más de dos años de las últimas elecciones presidenciales, aún no acepta que fue derrotada en las urnas, decretándole el odio eterno a quien la venció.

La señora K, que hoy critica a un asesor del presidente, simplemente por ser extranjero, es hija de un peruano-japonés, está casada con el estadounidense Mark Villanella, cuya familia, dicho sea de paso, tiene antecedentes penales por evasión de impuestos y, no nos sorprenda que ya tenga el pasaporte de EE.UU. Pobre ella, su memoria es frágil, seguramente ha olvidado que Daniel Borobio, quien fuera asesor de imagen de su padre, era argentino. Este señor fue una de las piezas clave del tinglado mafioso que armó el fujimontesinismo para apoderarse del Estado y someter a medios de comunicación y personas, valiéndose del chantaje y de la corrupción.

La señora K es la que, de manera irresponsable, ha lumpenizado el Congreso de la República, poniendo a indeseables como Yesenia Ponce, Osías Ramirez (el hermano de su financista), Guillermo Bocángel, Betty Ananculí, Clayton Galván, Maritza García, Moisés Mamani, Rolando Reátegui, Guillermo Martorell, Bienvenido Ramirez, por supuesto a su hermanito Kenji, además de tránsfugas, evasores de impuestos y otros. 

Hace  poco, la señora K, soberbia ella, quien parecería que vive en algún lugar tenebroso y secreto, tal vez desparramando su anchura en un chaise longue, como la maja de Francisco de Goya,  abanicada por sus lacayos y que suele comunicarse solamente a través de las redes sociales, decidió dar la cara. 

¿Y por qué dio la cara?

Simplemente porque está desesperada. La señora K está abrumada por las investigaciones que se le hacen por enriquecimiento ilícito y lavado de activos, por el Caso Odebrecht, por los audios que la involucrarían con la corrupción del Poder Judicial y por su estrepitosa caída en las encuestas que le daban 15% de aprobación y 80% de desaprobación.

A la señora K los espacios se le están reduciendo porque sus salvavidas, el corrupto juez supremo César Hinostroza ha sido destituido y el amigo Pedro Chávarry, Fiscal General de la Nación se encuentra muy cuestionado por el Ejecutivo y la opinión pública en general.

Y entonces la señora K, furibunda ella, apareció, primero en uno de sus clásicos vídeos en YouTube, esta vez sin las típicas banderolas de su partido y posteriormente en entrevistas, en Canal N, RPP y El Comercio. Con la soberbia que la caracteriza, se dedicó a despotricar contra el gobierno, a decretar, como si ella fuera la presidenta, lo que era prioritario para el país, acusando al presidente de populista y por último, deshonrando su palabra de mantener las reuniones con el presidente en reserva.

No está demás mencionar el papelón que  hizo la señora K ante las preguntas y comentarios que le hizo la periodista Patricia del Río, en RPP, demostrando su falta de training ante los medios periodísticos.

La señora K nos demostró en estas lamentables apariciones que es una persona resentida, sin valores morales, pésimamente asesorada y que, como mencioné antes, está desesperada.

El corolario de todo este fracasado show mediático está mucho mejor explicado en las declaraciones del politólogo Alberto Vergara, en una entrevista reciente publicada en el diario La República, "El fujimorismo es el constante opositor del Estado de derecho" y cuya lectura recomiendo: https://larepublica.pe/politica/1300915-fujimorismo-constante-opositor-derecho.

A la señora K le dicen de manera pomposa y huachafa "La Lideresa", condiciones de las que, sin duda, adolece. A mi me suena, por sus aires autoritarios y de dictadora, como cuando a Adolf Hitler lo llamaban "El Fuhrer". Lo cierto es que por sus cualidades humanas, la actitud hacia su familia y a los peruanos en general, a quienes ha demostrado despreciar, mejor vendría que la llamen "La Patrona", o tal vez mejor, "La Patrona del Mal".




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