LA APOLOGÍA DEL GOLPE DE ESTADO
Tengo la suerte y el privilegio de poder participar de algunos círculos políticos de opinión en los que siempre hay un invitado especial que expresa su punto de vista sobre la coyuntura política o económica del país y luego se plantean preguntas o se hacen comentarios acerca del tema expuesto, sin que llegue a darse un debate, propiamente dicho. En estos círculos de opinión participan personajes de nuestra política como congresistas, alcaldes, embajadores, empresarios, periodistas e interesados en el quehacer político como yo.
La semana que pasó asistí a una presentación de Fernando Rospigliosi, sociólogo de la PUCP, periodista, columnista de El Comercio. El fue vocero y asesor político de Perú Posible durante la campaña del 2001 y se convirtió en el ministro del Interior del primer gabinete del gobierno de Alejandro Toledo. No está demás mencionar que entre 1968 y 1980 militó en Vanguardia Revolucionaria, organización de pensamiento comunista.
Más que por escucharlo a él, a quien considero una persona sumamente negativa, que no suma, pero a quien leo por cultura general, fui por el enriquecedor intercambio de opiniones que se da entre los asistentes.
El discurso de Rospigliosi no solo fue negativo, escéptico, impertinente, irresponsable, sin ningún aporte, sino que hasta fue subversivo. Me he tomado la molestia de releer sus artículos semanales en El Comercio desde el 28 de julio último y debo reconocer que el señor es consistente en sus mensajes (https://elcomercio.pe/autor/fernando-rospigliosi).
Que Vizcarra es un populista, que con tal de subir unos puntos más de popularidad es capaz de intentar cualquier disparate, como fue el tema del referéndum. Afirmó el periodista que, al igual que Fujimori cuando hizo el golpe del 5 de abril, nuestro presidente pretende o ha pretendido tomar el control del Ministerio Público y que ha destruido al Congreso. Mencionó temas de interpretación auténtica de nuestra Constitución Política para perpetrarse en el poder, cual Chávez, Maduro o Morales; de la disolución del Poder Legislativo y hasta de la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
Solo por mencionar el tema del Congreso, ¿Vizcarra lo ha destruido? ¿No será que los mismos congresistas, con sus actitudes obstruccionistas, con sus enfrentamientos absurdos y viviendo de espaldas al país se hicieron ellos mismos una especie de harakiri?
Solo por mencionar el tema del Congreso, ¿Vizcarra lo ha destruido? ¿No será que los mismos congresistas, con sus actitudes obstruccionistas, con sus enfrentamientos absurdos y viviendo de espaldas al país se hicieron ellos mismos una especie de harakiri?
No, él no estaba ni borracho ni drogado. Sí estaba muy mal vestido para la ocasión como parece ser costumbre en él. Finalmente es lo él que piensa, es lo que él cree, está convencido de ello y habrá que respetar su opinión, aunque no se comparta. Seguramente seguirá escribiendo en El Comercio, "el diario mermelero de los Graña" que el tanto critica, pero que finalmente le paga.
Comedidamente y como corresponde, escuché al señor Rospigliosi mientras me hinchaba de ira por la cantidad de sandeces que decía, ninguna que el pudiera probar o demostrar. Lo más increíble, sin embargo, fue la cantidad de asistentes a esta reunión que asentía cada una de sus barbaridades, como si fueran verdades irrefutables.
Es decir, y esto es lo que me preocupa, hay un grupo importante de gente, con mucho poder de influencia, que cree que Vizcarra es un dictador en ciernes, un proyectito de Chávez y de Maduro y que está a la espera de dar el zarpazo para perpetuarse en el poder.
¿O será que yo soy un ingenuo y no estoy viendo lo evidente?
La última encuesta de Pulso Perú (Datum) parece que dice lo contrario y que la ciudadanía tiene una visión diferente, pues le da al presidente Vizcarra un 66% de aprobación, cuatro puntos más que la encuesta anterior. Ipsos Perú, a su vez, publicó su última encuesta, que le da un 63% de aprobación, tres puntos menos que en diciembre.
Recuerdo que cuando Pedro Pablo Kuczynski llegó a la presidencia, los opinólogos decían que, si su gobierno no tenía ningún apoyo en el Congreso, debía apoyarse en la prensa y en la opinión pública. Hoy, esos mismos opinólogos, critican que el presidente Vizcarra, que prácticamente no tiene representación en el Congreso, se sustente en la opinión pública, en las encuestas y en la prensa.
Su paranoia anti Vizcarra podría resumirse en la frase con la que terminó su columna del último sábado en El Comercio: "En suma, se va construyendo un caudillo antidemocrático con el respaldo y el aplauso irresponsable de una coalición donde priman oscuros intereses".
Su paranoia anti Vizcarra podría resumirse en la frase con la que terminó su columna del último sábado en El Comercio: "En suma, se va construyendo un caudillo antidemocrático con el respaldo y el aplauso irresponsable de una coalición donde priman oscuros intereses".
La nota curiosa del evento la puso el señor Carlos Tubino, vocero de Fuerza Popular y de quien ya he opinado antes. El, con mucha atención, tomaba apuntes de todas las tonterías que iba diciendo el señor Rospigliosi. Al día siguiente, ¡Oh sorpresa!, empezó a torturarnos con sus tuits, en los que plasmaba todas las notas que había tomado de la presentación y hasta compartiendo el artículo completo publicado el último sábado. Muy original él, parece que carece de ideas propias.