EL PODER DE LOS CORRUPTOS




No dejan de sorprenderme los constantes ataques que viene recibiendo el Gobierno y muy especialmente el presidente Vizcarra, de parte de los fujimoristas, de los apristas y de los simpatizantes de estos. En las últimas semanas y en varios círculos políticos se  le ha tildado de autoritario y de dictador, comparándolo con el ex presidente de Ecuador Rafael Correa e incluso con los criminales Hugo Chávez y Nicolás Maduro de Venezuela.

Que primero el referéndum, que después el cierre del Congreso, que después la reelección... Me pregunto cuál será la mano negra, o manos negras, que están complotando de esta manera, buscando crear una sensación de crisis institucional de la que, realmente, creo que estamos muy lejos. En mi humilde opinión, se trata de grupos ultra conservadores, tal vez relacionados a ese personaje siniestro, el Cardenal Juan Luis Cipriani, miembro del Opus Dei.

El Gobierno creó la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, que había anunciado el presidente Martín Vizcarra en su penúltimo mensaje a la Nación y los tambores de guerra no tardaron en hacerse escuchar, desde diferentes trincheras. No dejó de llamarme la atención la congresista Alejandra Aramayo, quien tuiteó que la reforma política debía ser impulsada por el Congreso. Y nos preguntamos ¿qué diablos hizo el Congreso antes para impulsar cualquier reforma, no solo la política? Es decir, el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

El Congreso de la República, todavía con mayoría fujiaprista y absolutamente desligitimado después del último referéndum, insiste, estúpidamente, en seguir enfrentándose no solo al gobierno sino a la ciudadanía. Las declaraciones del vocero del fujimorismo, el senil y patético Carlos Tubino, las de la bruja impresentable Rosa María Bartra y las de los dinosaurios apristas Jorge del Castillo, Javier Velásquez o Mauricio Mulder, nos demuestran que no hay peor ciego que el que no quiere ver y que nuestros congresistas viven, no en otro planeta, sino en otra galaxia.

Lamentablemente estos señores no son conscientes del papelón que vienen haciendo diariamente y siguen declarando a los medios, peleándose por írritas cuotas de poder, sin pensar ni hacer nada para ayudar a resolver los grandes problemas que tiene nuestro país.

En paralelo, pero en una línea muy cercana, muy bien articulada y ya no sospechosa, está la escandalosa y vergonzosa decisión del fiscal de la Nación Pedro Chávarry, el protegido del fujimorismo y del aprismo, de retirar al titular del equipo especial para el caso Lava Jato, Rafael Vela y al fiscal de lavado activos, José Domingo Pérez.

Pedro Chávarry, como la mayoría de peruanos creemos, es un individuo que no reúne las cualidades morales y menos profesionales para un cargo de tanta responsabilidad en nuestro sistema judicial. Acusado de mentir de manera reiterada en relación a la reunión que mantuvo con el ex juez supremo, hoy prófugo de la justicia, César Hinostroza y varios periodistas, que tenía como fin apuntalar su postulación para fiscal de la Nación y que, ante la divulgación de una conversación telefónica, tuvo que admitir que mintió.

Chávarry, un delincuente hijo de puta, se encuentra incluido en el informe de la fiscal de crimen organizado como parte de la organización criminal "Los Cuellos Blancos del Puerto", junto con otros trece magistrados del Consejo Nacional de la Magistratura, el Poder Judicial y el Ministerio Público. Según denunció el diario El Comercio hace unas semanas, existe también un serio cuestionamiento por la alteración de sus notas en el Consejo Nacional de la Magistratura, en su proceso de ratificación como fiscal supremo.

¡Dios mío! ¿Tanta desesperación en estos dos grupos políticos para que no se descubra la verdad?



Los peruanos reclamamos que hay que hacer esfuerzos para tender puentes entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, para que recuperen el diálogo, para que trabajen de manera concertada por el bienestar del Perú. ¿Realmente creen que mientras el gobierno, mal que bien, debe gobernar y administrar el país, es posible coordinar con el otro poder, totalmente desenfocado de la realidad nacional, más interesado en la ley del bodeguero, en el día del tamal, o en proteger a delincuentes y acosadores?

No, señores congresistas, los problemas del Perú no son sus rencillas estúpidas, no es el presidente de la República, ni son sus ministros. Los problemas del Perú son la corrupción, el Movadef, el partido de fachada de Sendero Luminoso, Antauro Humala y otros, que día a día, mientras ustedes pierden el tiempo en cojudeces tonterías, ganan espacio en universidades, sindicatos y movimientos juveniles.

¿Qué hizo el partido más grande y más organizado de este país a la hora de inscribir candidatos a las alcaldías en las provincias y los distritos del Vraem? ¿Dos años y medio de confrontación les han hecho olvidar lo que pasa al interior del Perú?

¿Qué partido que esté representado en el Congreso hizo alguna pelea en Puno, Tacna, Moquegua o Arequipa; lo cierto es que ninguno estuvo a la altura en toda la Macrorregión Sur. Por el  contrario, Walter Aduviri, el mismo que encabezó el "aimarazo" y mandó incendiar los locales de la Sunat y Registros Públicos de Puno, ganó el Gobierno Regional en primera vuelta. En Arequipa ganó Elmer Cáceres Llica, un indeseable que arrastra consigo una serie de denuncias por violación sexual.

Como dicen, lamentablemente, cada pueblo elige a los gobernantes que se merecen, y sinceramente lo de Arequipa me da mucha lástima. Lo de Puno no me sorprende, siempre he creído que es un pueblo miserable. Ahí están como muestra, entre otros, Lezcano, Mamani y el mismo Aduviri.

Se dice que en el sur del país hay proyectos mineros por más de 28 mil millones de dólares, que nuestro país necesita a gritos para crecer, lamentablemente las vedettes y bataclanas de nuestra política siguen enfocadas en batallas contra una dictadura imaginaria, contra un golpe de Estado, contra el presidente del Congreso.

Se trata, que no nos quede duda, de un problema de visión; el fujiaprismo y sus simpatizantes perdieron de vista a los verdaderos enemigos del Perú, a los radicales que pretenden imponer la ideología de la violencia y el extremismo, a la anemia, a la pobreza, a la falta de inversión.

Y claro, amable lector, si no está con el fujimorismo o con el aprismo lo llamarán "caviar", como ya lo han hecho conmigo.

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