EL CHIQUERO DE LA REPÚBLICA




Revisando las entradas de mi blog noté que desde hace mucho tiempo, prácticamente cada mes, venía escribiendo un artículo que tenía que ver con lo que creemos la mayoría de peruanos, es la institución más desprestigiada, criticada y podrida de nuestro país: El Congreso de la República.

Por mencionar los últimos, en marzo escribí "Congreso de la República: ¿Hasta dónde quiere hundirse?", en abril fue "Incendiemos el Congreso", en mayo fue "El Congreso es un circo". ¿Hoy qué más podría comentar o reafirmar acerca de una institución plagada de delincuentes, llena de  gusanos pusilánimes que lo único que están haciendo es arruinar a nuestro querido país.

La responsabilidad y la culpa, sin duda, es de nosotros los que votamos por esta purria, entre quienes me incluyo, que voté por Juan Sheput, creyendo que era una persona con experiencia política que podía aportar en la labor parlamentaria y que podría representarme. Tremendo error, pues terminó siendo una lagartija traidora que solo piensa en sus intereses particulares. Y por supuesto nunca me sentí representado.

La culpa, obviamente, también la tienen los "partidos políticos" –sí, entre comillas–, instituciones absolutamente desprestigiadas, que en la mayoría de los casos, ordenan sus listas de candidatos dependiendo de quién ponga más dinero.

De los 130 congresistas, dudo que hayan, siendo complaciente, 25 que sean decentes, con principios éticos y morales, que hayan decidido participar en la política para servir a su país y no por intereses particulares.

Desde el presidente de esa pocilga, Daniel Salaverry, ex fujimorista, ex aprista, deudor de la SUNAT, a punto de ser suspendido 120 días por haber falseado documentos relacionados a sus semanas de representación, pasando por los vicepresidentes Leyla Chihuán, sin ningún mérito académico para haber llegado al Congreso, o el insípido e inútil Segundo Tapia o la chiflada de Yeni Vilcatoma, quien realmente tendría que estar recluida en un sanatorio mental, con camisa de fuerza de doble forro.

Me abstendré de hacer comentarios acerca de los anteriores presidentes del actual Congreso, Luz Salgado y Luis Galarreta, "el jóven manos de tijeras", porque los chicharrones de ambos exceden cualquier espacio de lectura.



Con una mirada rápida pasamos al senil Carlos Tubino, vocero de Fuerza Popular, quien al igual que toda su bancada, no tiene vergüenza de hablar tonterías. Alguna vez le escribí a este pobre hombre, porque lo es, para que que cada vez que se dirija al Pleno del Congreso, sea consciente de que la curul de Miguel Grau está al frente suyo y debe mostrar respeto. La Marina de Guerra del Perú tiene una tarea pendiente con este vergonzoso individuo, traidor de la tradición de su institución.

Toca después la ralea,  la segundilla. Personajes que provocan repulsión como son Rosa María Bartra, Héctor Becerril, Karina Beteta, Miguel Torres, Milagros Salazar, Lourdes Alcorta, la misma perturbada de Yeni Vilcatoma o Marco Miyashiro, este último quien a cambio del honor prefirió sucumbir a la defensa de la corrupción.



En esta cloaca keiko-aprista, están también Mauricio Mulder, Jorge Del Castillo, Javier Velásquez Quesquén y la tontita Luciana León, la peona de su partido, quien protege a su padre, un delincuente ex vendedor de muebles que se hizo rico gracias a la política y que, por información de la  propia familia, abusaba de su ex esposa, la madre de la congresista.

No podríamos dejar de mencionar a un profesional de la política, como Víctor Andrés García Belaúnde, "Vitocho", la vergüenza de una destacada familia peruana muy ligada a la política.

Si a esta escoria le sumamos inmundicias como Roberto Vieira, Moisés Heresi, "hermanito" de los delincuentes condenados por la justicia Alex Kouri y Félix Moreno; Yesenia Ponce (FP), Moisés Mamani (FP), Yonhy Lescano (AP), Guillermo Martorell (FP), Zacarías Lapa (FA), Benicio Ríos (APP), Edwin Donayre (APP) o Joaquín Dipas (FP), entre otros, podemos darnos cuenta de lo poco que podemos esperar de ese muladar llamado Congreso.

Y entonces, ¿a quiénes en este lamentable potrero rescataría usted, estimado lector? Ojalá llegue a cinco congresistas. Yo si los tengo y seguramente llego a diez.

Me dan lástima los amigos que tengo y que en las elecciones del 2016 no alcanzaron una curul, simple y llanamente porque toda esta cochambre sacó más votos que ellos. Lo que no llego a comprender es como algunos de estos derrotados los defienden aún.

Mientras tanto el Poder Ejecutivo ha planteado a este Congreso la cuestión de confianza por el tema de la reforma política, de una manera que deja muchas dudas por la forma y no sabemos en qué terminará esta crisis que en nada ayuda al crecimiento del país. Los congresistas se quejan de que el gobierno los "peche" o los agreda, pero lo cierto es que en tres años no han hecho prácticamente nada, aparte de obstruir y cuando hicieron algo, fue precisamente porque el gobierno los "pechó".

En estos tiempos de temblores, tal vez lo mejor que podría pasar es que si toca un terremoto en Lima, que sea un jueves por la tarde, cuando todos los congresistas, menos mis elegidos, se encuentren en el Pleno. Y ojalá con la presencia de Pedro Chávarry.

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