EL CHAT DE LA BOTICA
La cúpula fujimorista es tan, pero tan bruta, ¡pero realmente tan bruta! que, a pesar de que hace mucho tiempo les hackearon su chat La Botica en Telegram, o fueron traicionados por uno de sus miembros en el grupo, siguen usando este medio para comunicarse entre ellos.
Tan solo unas líneas para ponernos en contexto: Nuestros dispositivos móviles no son medios seguros. Su información, estimado lector, la tiene el fabricante de su teléfono (Apple, Samsung, Huawei, Motorola, etc.), tanto en su dispositivo como en la nube en la cual guarda sus fotos, conversaciones y otros; muy seguramente también su proveedor de telefonía móvil y por supuesto, dependiendo de quién sea, los interceptores o chuponeadores que puedan contratarse, según la importancia del personaje.
Seguramente usted está habituado a ver este mensaje en sus conversaciones grupales:
Pues le cuento, esa es una verdad a medias, por lo que le comenté en el párrafo anterior.
De ninguna manera uno podría estar de acuerdo con la interceptación de conversaciones privadas, el hackeo de cuentas o la sospechosa difusión de estas en momentos claves, como viene sucediendo desde hace un tiempo. Lamentablemente estas han servido para destapar los escándalos y cochinadas más grandes desde la época de Vladimiro Montesinos.
Regresando al chat La Botica y como mencionaba al principio, los miembros de este grupo son tan tontos, tan brutos, que a pesar de saber que se encuentran interceptados y de que les publican sus conversaciones "privadas" en el momento que la otra parte disponga según sus intereses, sigan chateando por ese medio. Como decía mi tío abuelo, el burro es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Es a través de este chat que los peruanos nos hemos enterado de cómo esta banda utiliza su mayoría en las diferentes comisiones parlamentarias para “represalias” y “venganzas” contra sus opositores, como se evidenció en el uso político de la Comisión de Ética en contra de algunos parlamentarios de otras bancadas, sus planes para iniciar un ataque en contra del Presidente de la República, Martín Vizcarra, además de otras cochinadas, que como reitero, debían mantenerse como privadas pero terminaron siendo de conocimiento público.
Sí, conversaciones privadas al fin, pero cuya ilegítima difusión ha permitido que todos los peruanos honestos y de bien nos enteremos del nivel de gente que hay en Fuerza Popular, no todos por supuesto, y de la mafia organizada que son.
Apunte el nombre de los gángsters pertenecientes al grupo La Botica: Marco Miyashiro, Mario Mantilla, Carlos Tubino, Karina Beteta, Úrsula Letona, Milagros Salazar y Luz Salgado, entre otros. ¿Usted, querido lector, los invitaría a su casa sin haber guardado antes su platería y objetos de valor?
Seamos conscientes, Fuerza Popular, esa banda liderada por Keiko Fujimori, por sus métodos, por la calidad moral de sus miembros más representativos como los antes nombrados, así como la de otros calificados como delincuentes, sí merece ser considerado como una organización criminal.
Tan solo unas líneas para ponernos en contexto: Nuestros dispositivos móviles no son medios seguros. Su información, estimado lector, la tiene el fabricante de su teléfono (Apple, Samsung, Huawei, Motorola, etc.), tanto en su dispositivo como en la nube en la cual guarda sus fotos, conversaciones y otros; muy seguramente también su proveedor de telefonía móvil y por supuesto, dependiendo de quién sea, los interceptores o chuponeadores que puedan contratarse, según la importancia del personaje.
Seguramente usted está habituado a ver este mensaje en sus conversaciones grupales:
Pues le cuento, esa es una verdad a medias, por lo que le comenté en el párrafo anterior.
De ninguna manera uno podría estar de acuerdo con la interceptación de conversaciones privadas, el hackeo de cuentas o la sospechosa difusión de estas en momentos claves, como viene sucediendo desde hace un tiempo. Lamentablemente estas han servido para destapar los escándalos y cochinadas más grandes desde la época de Vladimiro Montesinos.
Regresando al chat La Botica y como mencionaba al principio, los miembros de este grupo son tan tontos, tan brutos, que a pesar de saber que se encuentran interceptados y de que les publican sus conversaciones "privadas" en el momento que la otra parte disponga según sus intereses, sigan chateando por ese medio. Como decía mi tío abuelo, el burro es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Es a través de este chat que los peruanos nos hemos enterado de cómo esta banda utiliza su mayoría en las diferentes comisiones parlamentarias para “represalias” y “venganzas” contra sus opositores, como se evidenció en el uso político de la Comisión de Ética en contra de algunos parlamentarios de otras bancadas, sus planes para iniciar un ataque en contra del Presidente de la República, Martín Vizcarra, además de otras cochinadas, que como reitero, debían mantenerse como privadas pero terminaron siendo de conocimiento público.
Sí, conversaciones privadas al fin, pero cuya ilegítima difusión ha permitido que todos los peruanos honestos y de bien nos enteremos del nivel de gente que hay en Fuerza Popular, no todos por supuesto, y de la mafia organizada que son.
Apunte el nombre de los gángsters pertenecientes al grupo La Botica: Marco Miyashiro, Mario Mantilla, Carlos Tubino, Karina Beteta, Úrsula Letona, Milagros Salazar y Luz Salgado, entre otros. ¿Usted, querido lector, los invitaría a su casa sin haber guardado antes su platería y objetos de valor?
Seamos conscientes, Fuerza Popular, esa banda liderada por Keiko Fujimori, por sus métodos, por la calidad moral de sus miembros más representativos como los antes nombrados, así como la de otros calificados como delincuentes, sí merece ser considerado como una organización criminal.