EL CLUB BILDERBERG



Fue hace poco tiempo que escuché por primera vez acerca de este club, conferencia, grupo o foro llamado Bilderberg, una reunión anual a la que asisten aproximadamente las 130 personas más influyentes del mundo, solo mediante invitación. Los miembros de este grupo se reúnen en complejos de lujo ubicados en Europa, Norteamérica y Asia occidental, donde la prensa no tiene ningún tipo de acceso, y sus oficinas están en Leiden, en los Países Bajos. El nombre de este club procede del hotel en el que tuvo lugar la primera reunión, en 1954, en los Países Bajos precisamente.

Dice la historia que esta primera reunión, fue propuesta por el exiliado consejero político polaco Józef Retinger, quien, preocupado por el antiamericanismo que estaba causando el Plan Marshall en Europa, decidió reunir a los líderes europeos y norteamericanos para promover el entendimiento entre ellos. Entre los invitados estuvieron el príncipe neerlandés Bernardo, que decidió promover la idea, David Rockefeller, quien financió la reunión y el primer ministro belga Paul van Zeeland. La idea era que los invitados fueran dos de cada país, uno conservador y el otro liberal.

El éxito de este encuentro animó a los organizadores a preparar una conferencia anual. Se creó un comité de dirección y Retinger fue designado su secretario permanente. Al igual que organizaba la conferencia, el comité de dirección también mantenía un registro de los nombres de los asistentes y detalles de contacto, con el objetivo de crear una red informal de individuos que se podrían invitar unos a otros en privado. El propósito declarado del Grupo Bilderberg era «hacer un nudo alrededor de una línea política común entre Estados Unidos y Europa en oposición a Rusia y al comunismo». El economista holandés Ernst van der Beugel sustituyó a Retinger en el puesto en 1960, tras la muerte de este. El príncipe Bernardo fue presidente de la reunión hasta su muerte, en 2004.

Los que asisten son banqueros, políticos, miembros de la realeza, financieros internacionales o dueños de los principales medios de comunicación, como por ejemplo, el estadounidense Donald Rumsfeld, antiguo secretario de defensa de su país, el irlandés Peter Sutherland, presidente de Goldman Sachs y British Petroleum,entre otros cargos; el estadounidense Paul Wolfowitz, antiguo presidente del Banco Mundial, David Rockefeller, los Ford o el belga Étienne Davignon, antiguo vicepresidente de la Comisión Europea y expresidente del grupo.

También han participado la reina Sofía, Ana Botín del Banco Santander; Jared Kushner, el yerno de Donald Trump; Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft; Eric Schmidt, expresidente de Google; Peter Thiel cofundador de Paypal, el ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger, la francesa Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, las familias Rothchild, Orange-Nassau y Rockefeller, entre otros.

Por supuesto John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush padre e hijo, Bill Clinton y Barack Obama han estado en el club.

Y curioso, cuando Bill Clinton asistió en 1991, ni siquiera se sabía si podría ganar la nominación demócrata para las elecciones presidenciales del año siguiente. O Tony Blair  que participó en 1993, pero solo sería elegido primer ministro del Reino Unido tres años después. Se dice también que la llegada al trono de Juan Carlos I fue decidida antes en el Club Bilderberg que por Franco.

Hay reglas como que a la reunión no se puede llegar en su propio automóvil. Se llega con un coche proporcionado por el club al cual se le distingue por tener una B en la luna delantera. Una vez en el lugar uno no puede irse: El aceptar la invitación implica un compromiso de asistir y participar en todo. No hay traductores, es imprescindible hablar inglés perfectamente y hay que ir de etiqueta.

A este evento no se invita a periodistas, no se envían comunicados de prensa después de que concluyen las reuniones y la organización solo mantiene un sitio web básico de un diseño bastante discreto. Ni secretarios, ni escoltas, ni acompañantes pueden permanecer en las salas donde tienen lugar las reuniones. Precisamente, la confidencialidad de este selecto grupo es la que permite hablar honestamente sin temor a repercusiones y que este secretismo facilita que las personas se digan la verdad con franqueza, sin tener que preocuparse de que lo que digan tendrá una repercusión política o cómo lo presentarán los medios de comunicación.

La agenda de este grupo consiste en reunir a las élites políticas de derecha e izquierda, permitirles mezclarse en un entorno relajado y lujoso junto a líderes empresariales, y dejar que las ideas fluyan. Por lo que he leído, es un grupo de poder genuino que supera por mucho y por muy largo al Foro Económico Mundial, que se reúne en Davos y al cual asistió en 2003 el prófugo expresidente Alejandro Toledo, seguramente haciendo un gran aporte a los problemas mundiales mientras se tomaba todos los conchos de licor que encontraba en las mesas.



A este foro, sin que haya ninguna prueba, se le acusa de manipular la cultura hasta convertirla en un instrumento de lavado de cerebro de masas. Se dice también que ellos deciden cuándo y cómo aumentar el precio del petróleo, cuándo debe acabar una guerra y dónde debe empezarse la siguiente, quién debe ser el próximo candidato a presidente o por qué conviene provocar una crisis global, como la que estaríamos viviendo ahora con el conflicto entre EE.UU. y China.

Los críticos de la reunión, la describen como una conspiración que refuerza, sin rendir cuentas, el predominio de una logia capitalista transatlántica.

Hay quienes incluso consideran al grupo de Bilderberg como una continuación de los Illuminati, una sociedad secreta creada a fines del siglo XVIII cuyo fin sería establecer un nuevo orden mundial con un gobierno global. La controvertida organización dice que es sencillamente una junta informal cuyo fin es entender mejor la manera en que funciona el mundo y compartir experiencias para mejorarlo.

¿Y usted, querido lector, conocía del Club Bilderberg? ¿Cree que algún compatriota haya sido invitado alguna vez a esta reunión? Yo muy optimistamente, pensaría que tal vez uno o dos, como podrían ser Carlos Rodríguez Pastor o Hernando de Soto, no más.

Entradas más populares de este blog

EN UN PAÍS LLENO DE CHICHARRONES

¡AY! UNA MÁS DE LOS CAVIARES

LO QUE NOS ESPERA EL 2025