EL CONGRESO, UNA VEZ MÁS
Una vez más el Congreso de la República... ¡Ay Dios mío, qué tal semana la que nos hicieron sufrir nuestros representantes!
Mientras por un lado el señor Pedro Olaechea seguía extendiendo su rama de olivo al presidente Vizcarra buscando, tal vez, unas condiciones mínimas de gobernabilidad hasta el 2021, la mayoría de ineptos que ocupan escaños en el Congreso seguían haciendo de las suyas, haciéndose el harakiri ante la opinión pública.
La semana antepasada ya había sido el anuncio de guerra que dieron los fujimoristas al volver a nombrar a Rosa Bartra en la presidencia de la Comisión de Constitución (tal vez lo menos malo), nombrar como vocera del partido a Milagros Salazar, la que llamó "malnacido" y "traidor" al presidente de la República y a la dislocada mental de Tamar Arimborgo para presidir la Comisión de Educación, sin dejar de mencionar a la reaccionaria y también mal educada Karina Beteta, que fue nombrada primera vicepresidenta del Congreso.
La semana que pasó, sin embargo, fue de locura:
Por una lado tuvimos el "Pleno ético" en el fueron suspendidos los congresistas Ponce, Salaverry, Mamani y Vieira: Cuatro delincuentes, cuatro sinvergüenzas. Las cosas por su nombre.
Por otro lado, en la Comisión de Fiscalización, presidida por ese inútil de Segundo Tapia y en tan solo unas horas, sus miembros, aparentemente luego de fumarse unos piticlines de mariguana, decidieron investigar los casos Conirsa y Chinchero, lo cual puede ser pertinente pues son temas vinculados con el Estado y con el escándalo de Odebrecht. Incluyeron luego una absurda investigación al mensaje presidencial del 28 de julio y finalmente la que se quiere hacer a las encuestadoras, una estupidez del tamaño de la catedral por ser un tema que no tiene nada que ver con contrataciones con el Estado. Habría que preguntarse si los congresistas que han promovido esta investigación, bípedos de dos neuronas que ni siquiera pueden caminar y masticar un chicle al mismo tiempo, son capaces de entender lo que es estadística inferencial, promedios, medianas o una muestra polietápica estratificada.
La Comisión de Educación por su parte, presidida por Tamar Arimborgo, la sexóloga favorita de los peruanos, decidió aprobar pedir facultades para investigar nuevamente a la Sunedu, una de las pocas instituciones públicas que funciona en nuestro país y que está mostrando resultados.
¿Intereses parlamentarios sospechosos? ¿Amedrentamiento? ¿Los congresistas defienden la calidad de la educación universitaria?
Ahí están, entre otros muchos casos, el de Tammy, nuestra súper bomba sexual, que quiere investigar a la entidad pública que no reconoce la existencia de la universidad donde ella estudió, el de Milagros Salazar y sus relaciones con las "prestigiosas" universidades Garcilaso de la Vega, Alas Peruanas y Norbert Wiener; el de Javier Velásquez Quesquén con la Universidad San Martín de Porres, el de la familia Acuña con la Universidad César Vallejo, el de Joaquín Ramírez, financista del fujimorismo, con la Universidad Alas Peruanas o el de ese delincuente, José Luna, con vínculos políticos muy extraños, inexplicablemente aún en libertad y su universidad Telesup.
Ojalá los esfuerzos de la Comisión de Educación pudieran ser para potenciar y apoyar el trabajo que viene haciendo la Sunedu con el fin de mejorar la calidad de nuestra educación, pero no es así, estos indeseables que los peruanos elegimos, prioriza sus miserables intereses personales.
No todos los congresistas son una porquería, hay algunos que son valiosos y lástima que ya no puedan ser reelegidos, pero son la minoría desgraciadamente y por eso el Perú desprecia y repudia a este poder del estado. Los peruanos debemos asumir nuestra responsabilidad de haber votado por ellos hasta el año 2021.
Por una lado tuvimos el "Pleno ético" en el fueron suspendidos los congresistas Ponce, Salaverry, Mamani y Vieira: Cuatro delincuentes, cuatro sinvergüenzas. Las cosas por su nombre.
Por otro lado, en la Comisión de Fiscalización, presidida por ese inútil de Segundo Tapia y en tan solo unas horas, sus miembros, aparentemente luego de fumarse unos piticlines de mariguana, decidieron investigar los casos Conirsa y Chinchero, lo cual puede ser pertinente pues son temas vinculados con el Estado y con el escándalo de Odebrecht. Incluyeron luego una absurda investigación al mensaje presidencial del 28 de julio y finalmente la que se quiere hacer a las encuestadoras, una estupidez del tamaño de la catedral por ser un tema que no tiene nada que ver con contrataciones con el Estado. Habría que preguntarse si los congresistas que han promovido esta investigación, bípedos de dos neuronas que ni siquiera pueden caminar y masticar un chicle al mismo tiempo, son capaces de entender lo que es estadística inferencial, promedios, medianas o una muestra polietápica estratificada.
La Comisión de Educación por su parte, presidida por Tamar Arimborgo, la sexóloga favorita de los peruanos, decidió aprobar pedir facultades para investigar nuevamente a la Sunedu, una de las pocas instituciones públicas que funciona en nuestro país y que está mostrando resultados.
¿Intereses parlamentarios sospechosos? ¿Amedrentamiento? ¿Los congresistas defienden la calidad de la educación universitaria?
Ahí están, entre otros muchos casos, el de Tammy, nuestra súper bomba sexual, que quiere investigar a la entidad pública que no reconoce la existencia de la universidad donde ella estudió, el de Milagros Salazar y sus relaciones con las "prestigiosas" universidades Garcilaso de la Vega, Alas Peruanas y Norbert Wiener; el de Javier Velásquez Quesquén con la Universidad San Martín de Porres, el de la familia Acuña con la Universidad César Vallejo, el de Joaquín Ramírez, financista del fujimorismo, con la Universidad Alas Peruanas o el de ese delincuente, José Luna, con vínculos políticos muy extraños, inexplicablemente aún en libertad y su universidad Telesup.
Ojalá los esfuerzos de la Comisión de Educación pudieran ser para potenciar y apoyar el trabajo que viene haciendo la Sunedu con el fin de mejorar la calidad de nuestra educación, pero no es así, estos indeseables que los peruanos elegimos, prioriza sus miserables intereses personales.
No todos los congresistas son una porquería, hay algunos que son valiosos y lástima que ya no puedan ser reelegidos, pero son la minoría desgraciadamente y por eso el Perú desprecia y repudia a este poder del estado. Los peruanos debemos asumir nuestra responsabilidad de haber votado por ellos hasta el año 2021.