LAS LENTEJAS DE MONA




Fue en julio 2018 que tuve la fortuna y el honor de asistir por primera vez a "Las Lentejas de Mona", gracias a la invitación que me hizo mi amigo, el gran periodista César Campos y desde ahí nunca he dejado de asistir a estas reuniones mensuales que me enriquecen tanto.

Para quienes no lo saben, "Las Lentejas de Mona" se iniciaron en Madrid, en la década de los 70, cuando la transición española entre el gobierno de Franco y el del rey Juan Carlos. Quien organizaba estas tertulias era la periodista peruana, doña Ana María Jiménez Vásquez de Velasco, más conocida como Mona, quien había llegado a España en los años 50 en compañía de su madre y sus seis hermanas.

Ella, una ferviente creyente de la democracia, de la apertura y de la tolerancia, decidió crear un tipo de encuentro en el que participaran políticos de todas las tiendas dentro del marco racional y emocional que comenté antes.

Y Mona logró reunir a todas las personalidades políticas diferentes e incluso encontradas, en torno a un plato de lentejas, ya que era literalmente imposible organizar un almuerzo de lujo cada vez. Es así como estas reuniones –hoy una tradición de la que me enorgullezco participar–, creadas en su momento para discutir de política de manera amigable y tolerante entre los personajes más connotados de la transición española. Por sus lentejas circularon Adolfo Suárez; el notable representante del partido Conservador Manuel Fraga, José María Aznar, Emilio Boyer y muchos otros.

Anécdotas de aquella época, según el diario "ABC" de Madrid, "Cada semana unas sesenta personas llenaban el salón para saborear las lentejas de Mona al calor del debate político. <<Lo hacíamos a lo pobre. Contrataba a dos camareros, alquilaba mesas, sillas y manteles, y mi cocinera se encargaba de lo demás. Un día me olvidé de alquilar cubiertos y Fraga me dijo: "Mi querida amiga, si me hubiera avisado traía mis cubiertos de cacería". Tuve que ir por todo el edificio pidiendo cucharas. En esas comidas pasaba de todo...>>".

A quienes les gusten las historias rosas, se dice que en el departamento de Mona se cocinó el romance de Isabel Preysler y Miguel Boyer y que incluso allí habría conocido a su actual esposo, Mario Vargas Llosa, otro caserito de "Las lentejas". Mona, gran señora, siempre decía que era la última en enterarse de estos eventos.

Mona Jiménez fue una persona tan influyente y querida, que la versión europea del Wall Street Journal, le dedicó un artículo, escrito por Nicholas Bray, titulado: "¿Qué hay para almorzar?. En un salón de Madrid, es lentejas y política" y que en otra parte decía "Es como las lentejas: Te las puedes comer o las puedes dejar".



Mona regresó al Perú hace ya muchos años y aquí también decidió desarrollar reuniones políticas en torno a un plato de lentejas. Desde entonces, ella congrega a los personajes más importantes de la política peruana, del empresariado y del periodismo a esos almuerzos de amigos, donde siempre hay un invitado principal que da una conferencia a los asistentes y estos después le hacemos preguntas o comentarios.

Para quienes no lo crean, sí, son lentejas. Si bien en Madrid estas se servían con un guiso de tomates, pimientos verdes, ajos, cebollas, salsa picante de chorizo y trozos de cordero, acompañadas con arroz, aquí en Lima son preparadas a nuestro estilo, servidas en un plato hondo y en cucharón de sopa, acompañadas, para los que quieran, de arroz, trocitos de tocino, salsa de cebollas y ají limo picado. También hay postre y café... Y vino.

Mona ha tenido la capacidad, fiel a su admirable espíritu democrático, de poder acoger como expositores y como asistentes, a los más importantes personajes de la política peruana, entre quienes no me incluyo por supuesto. Es en estas lentejas que he podido conocer, escuchar y enriquecerme políticamente gracias a los puntos de vista de tan diversos  personajes que siempre buscan el bien de nuestro país.

El debate sobre los temas de coyuntura actual han sido discutidos en las lentejas de Mona, dentro de un ambiente de igualdad, de fraternidad y de respeto, con la máxima libertad de expresión. Asuntos bastante técnicos y, por tanto, difíciles de tratar en forma abierta, han sido debatidos con gran precisión y, sobre todo, dentro del marco de la tolerancia y deseo de desarrollo para el país, que predomina en sus reuniones.

En estas reuniones hay discrepancias más no enemistades; hay adhesiones profundas a ciertas posiciones pero sin fanatismos; podrán haber dudas pero nunca rencores. En general, hay un profundo amor al Perú, cultivado cuidadosamente por Mona a través de todos estos años.

Resultaría muy difícil, si no imposible, dado su número, individualizar quiénes han participado de estas “lentejas”. Pero baste decir que ex presidentes de la República, ex ministros de Estado, ex congresistas, periodistas, empresarios, promotores y en pocas palabras, todos aquellos que sentimos que tenemos algo que decir en lo que pudiéramos llamar “el problema peruano”. En mi breve trayectoria por estas tertulias he tenido la suerte y el honor de conocer a personalidades de nuestro ambiente político. No siempre hemos coincidido en nuestras apreciaciones políticas pero sí, he aprendido a escuchar otros puntos de vista con respeto y tolerancia. Por ahí recuerdo, entre otras,  las presentaciones de Fernando Carvallo, Luis Benavente, Pedro Olaechea, Raúl Diez Canseco, Carlos Neuhaus, el embajador Carlos Scull, María Isabel León, Roberto Abusada, Fernando Rospigliosi, Delia Muñoz, Hernando De Soto y recientemente la de Fernando Cillóniz.

Como peruano, no me queda más que agradecer a Mona por liderar esta importante institución política, para muchos desconocida, por su amor, su entrega y apertura a las diferentes posiciones políticas, con la firme convicción de que la democracia es el fruto de la abierta y respetuosa confrontación de ideas. 

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