VIZCARRA, El CRECIMIENTO Y LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Sin duda el 2019 será un año malo para la economía peruana. Entre enero y octubre ha crecido solo 2.16% y los indicadores apuntan a que la actividad persistirá débil en noviembre y diciembre.
Queda claro que la economía no despega, dado que los sectores primarios todavía no dan indicios de recuperación y, al mismo tiempo, la demanda interna no da señales positivas. De mantenerse estos números, nuestra economía va por una carretera que debemos lamentar y corre el riesgo de cerrar esta década con el crecimiento más bajo desde que estallara la crisis financiera internacional del 2008.
Hace unos días nuestra súper experimentada ministra de Economía, que es lo que necesitamos, estimó que el año cerraría en un crecimiento del 2.6% ¡Wow! Para lograrlo, la producción tendría que crecer 4.5% en noviembre y diciembre. ¿Alguien podría creer tremenda desfachatez? Y si tan solo pretendiéramos crecer un 2.5%, que sería la nueva proyección del Banco Central de Reserva, el crecimiento en los últimos dos meses tendría que ser 3.8%. Un absurdo. Solo una sorpresa no considerada por el lado de la minería, el agro, medidas extrañas y sospechosas como la reciente elevación de la cuota de pesca de 2019 para pota hasta 504,000 toneladas, a costa de depredar la especie o una drástica revisión de la serie de crecimiento del año podrían “maquillar” la ineficiencia en la implementación de una política fiscal que ayude a recuperar el dinamismo.
Sorry, soy muy pesimista. Más bien realista.
Por el lado político, cada vez hay más sombras acerca del accionar de este gobierno y su proclamada lucha anticorrupción, desde que el 30 de setiembre decidió disolver el Congreso, vulnerando la Constitución Política del Perú.
Desde el 30 de setiembre, primero fue la renuncia del ministro del MIDIS, Jorge Meléndez, tras un reportaje del programa de TV Panorama en el que se le acusaba de haber intervenido para que contraten a la madre de su hijo en el Congreso y el presidente Vizcarra sacó la cara por él. Luego vino la renuncia de la ministra de Salud, Zulema Torres, envuelta en más de un caso acerca de contrataciones de familiares en el Estado. Vendría después la destitución del impresentable, inepto, inapto, traidor y cobarde Francisco Petrozzi por el tema de Hugo Coya, quien tenía el cargo de Presidente Ejecutivo del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú.
Más recientementemente han sido el caso de César Villanueva, el pequeño y siniestro personaje con el que Vizcarra, de manera cobarde y traicionera, planeó la caída de Pedro Pablo Kuczynski desde Canadá y hoy se encuentra con prisión preventiva por los presuntos delitos de aprovechamiento indebido del cargo, colusión, negociación incompatible y asociación ilícita. Y por supuesto también el de su irrenunciable ministro Edmer Trujillo, el cuestionado piquichón de nuestro cada vez más superficial y hueco presidente, por su gestión como gobernador de ese pueblito que es Moquegua. Edmer Trujillo, tal vez el Lucho Nava de Alan García, salvando las distancias, porque unos son profesionales y otros calichines de provincia misia.
Y porque la reconstrucción del norte está en nada, porque la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura también está en nada, porque las reformas constitucionales que propuso están truncas, porque la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez y las líneas 2, 3 y 4 del Metro de Lima no avanzan, porque ProInversión no ha podido sacar ningún proyecto importante en por lo menos los dos últimos años, por la forma en que se bajó los pantalones con el proyecto Tía María y otros más.
Ni mencionar lo del aeropuerto de Chinchero.
Y todos han ido cayendo y falta este presidente, que es un inmoral e impresentable, porque la justicia, especialmente en nuestro país, tarda pero finalmente llega.
Y porque la reconstrucción del norte está en nada, porque la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura también está en nada, porque las reformas constitucionales que propuso están truncas, porque la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez y las líneas 2, 3 y 4 del Metro de Lima no avanzan, porque ProInversión no ha podido sacar ningún proyecto importante en por lo menos los dos últimos años, por la forma en que se bajó los pantalones con el proyecto Tía María y otros más.
Ni mencionar lo del aeropuerto de Chinchero.
Y todos han ido cayendo y falta este presidente, que es un inmoral e impresentable, porque la justicia, especialmente en nuestro país, tarda pero finalmente llega.
Gracias señor Ollanta Humala y señora, gracias señor Pedro Pablo Kuczynski, gracias señor Martín Vizcarra por regalarnos esta década perdida. Y gracias también a nuestros congresistas, que en estos diez años hicieron tan poco por el país.