VAN 22 MUERTOS Y TODAVÍA NO HAY RESPONSABLES



De no creerlo, aunque realmente sí, no podría esperar menos de nuestras autoridades. Van 22 muertos de la tragedia ocurrida en Villa El Salvador hace un par de semanas y lo que veo es a un montón de burócratas incompetentes, comenzando por el presidente y el primer ministro, que se lavan las manos echándole la culpa a otros, tratando de limpiar sus cochinos traseros, sin que les importe como su ineptitud ha destruido a tantas familias.

El primer responsable es  sin duda el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), por la facilidad con que otorga los permisos para transportar gas licuado de petróleo, trámite para el que basta presentar una declaración jurada y una foto del vehículo. Permisos prácticamente automáticos que se extienden sin siquiera revisar las condiciones de seguridad con que se realizará el transporte. No es de extrañar entonces que el vehículo siniestrado durante la deflagración del pasado 23 de enero no tuviera, por ejemplo, una barrera para proteger las válvulas y ductos para el trasiego del GLP, ni tampoco un sistema de obturadores y compartimentos estancos que cortaran la salida del gas en caso de que se detectara una fuga, por leve que fuese.

Los hijos de puta  de Osinergmin (las cosas por su nombre) han presentado  un informe en el que concluyen que la desgracia se debió, principalmente a dos razones: el mal estado de la vía y la negligencia de la compañía y sus operarios. El vehículo, precisan, estaba certificado y cumplía los requisitos para transportar material peligroso.

Aseguran los malditos, dependientes de la Presidencia del Consejo de Ministros, que el camión contaba con un certificado de inspección del tanque de GLP, que fue otorgado por la empresa Marconsult S.A.C. (acreditada por el Inacal). Pero esto solo significa que la compañía garantizaba que el tanque de la unidad no suponía un peligro. Y, en efecto, ese tanque no sufrió un daño importante tras la deflagración de gas el 23 de enero pasado, que dejó cuatro viviendas inhabitables y afectó a otras 14. La empresa calificadora nunca revisó el estado de los ductos ni las válvulas ni la carrocería, como su propio gerente general declaró. Dicha revisión estuvo a cargo de la propia Transgas, que envió una declaración jurada a Osinergmin para que la autorizara a operar.

En una entrevista para RPP, se le consultó a Daniel Schmerler, presidente de Osinergmin, si antes de dar la autorización a Transgas se había verificado que su personal estuviera calificado para el transporte de materiales peligrosos, como es el GLP, pero el funcionario aseguró que eso escapaba de su competencia. Y es obvio que no es de la competencia de este señor porque para ello habría que ser competente, cosa de lo que dista mucho de ser.

Se ha establecido también que un factor determinante en este accidente fue el tremendo y peligrosísimo desnivel de la pista en el cruce de las avenidas Edilberto Ramos (Mariano Pastor Sevilla) y Villa del Mar, cuya profundidad ocasionó que la unidad de la empresa Transgas sufriera la rotura de una de sus válvulas y con ello se desencadenara la deflagración que segó la vida, hasta ahora, de 22 personas, y dejara decenas de heridos. Además de afectar severamente una veintena de viviendas y a las familias que allí moraban, que, al día de hoy, están prácticamente en la calle. ¿Alguien dijo alcaldes y funcionarios municipales? ¿Aló?

¿Y qué pasa con el Ministerio de Transportes y Comunicaciones y la Policía Nacional del Perú? Luis Guzmán Palomino, chofer del camión cisterna tiene deudas por 83 papeletas que, según el historial del Servicio de Administración Tributaria (SAT) de Lima. De acuerdo a la página del SAT, el hombre fue multado por 32 faltas leves, pero también 37 graves y 14 muy graves. ¿También se lavan las manos y miran al costado?

Queda claro entonces que Lima es una gran bomba de tiempo, pues ¿quién puede confiar ahora en estos camiones que transportan GLP? ¿Quién controla a esas motos o bicicletas que transportan por nuestra ciudad 31 millones 500 mil balones de gas al año como les da la gana?

Estimado lector, sabiendo cómo son las condiciones, ¿qué tan seguro se sentiría en un semáforo al lado de unos de estos camiones, motos, bicicletas que transportan gas, o peor aún, estos vehículos con motor a gas con certificaciones truchas?

¿Aló Osinergmin, Ministerio de  Transportes y Comunicaciones, Policía Nacional del Perú, alcaldes, serenazgo?

No, nadie se hace responsable, nadie va a renunciar, nadie tiene vergüenza ni decencia. Porque cuando hay muchos responsables, nadie es responsable.

Tendremos que esperar a la próxima tragedia, de la cual sin duda podremos ser parte. Y tampoco pasará nada.

Por último, pero no menos importante, nuestro homenaje a los profesionales del Hospital de Villa El Salvador. Ese día todo el hospital se movilizó, no existieron rangos ni cargos, sólo importó acudir a la emergencia y sumarse: cargar camillas, organizar la logística, los medicamentos, los insumos y las carpas que se armaron en tiempo récord. Ese día nadie paró, nadie se quejó, no había cansancio, no había hambre; solo debían ayudar a los 39 ángeles que tuvieron en sus manos.

Entradas más populares de este blog

EN UN PAÍS LLENO DE CHICHARRONES

¡AY! UNA MÁS DE LOS CAVIARES

LO QUE NOS ESPERA EL 2025