TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE



Son tiempos difíciles para todos sin duda. En nuestras casas, en nuestra comunidad, en el país y en el resto del mundo.

Cuando hace poco todos recibíamos con alegría el 2020, brindando por un mejor año, por el logro de nuestras metas y muchas cosas más, nadie imaginó que unas semanas después el mundo cambiaría de una manera tan radical, gracias a esa peste llamada Covid-19.

Quién podría haberse imaginado remotamente, por algún momento siquiera, que pocas semanas después de Año Nuevo tendríamos que encerrarnos en nuestras casas con prohibición de circular, con 11 horas de Toque de Queda, teniendo que salir a comprar nuestros productos de primera necesidad con mascarillas, unos días los hombres, otros días las mujeres, los domingo nadie y sacando a tus mascotas a hacer sus necesidades con miedo a que nos detengan.

Día a día estamos viendo cómo los mercados se desploman, cómo se van perdiendo empleos, cómo vemos industrias que se están destruyendo y sobretodo, cómo la gente en todo el mundo se va muriendo. Al momento de escribir esta columna van 64,703 fallecidos, un estadio de fútbol completo.

Día a día esperamos con temor qué nueva restricción anunciará el presidente Vizcarra, porque es verdad, muchos acatamos a rajatabla las medidas que se ordenan, pero otros tantos no, como lo vemos en las noticias a cada rato y lamentablemente no existe autoridad que la ejerza. Entonces, los que sí cumplimos calladitos y ordenadamente cada día somos más confinados.

Hace unas semanas también veíamos el caos desatado en Chile y se decía que eso nunca pasaría en Perú porque acá el nivel de informalidad era muy alto (mayor al 70%). Hoy, precisamente, ese nivel de informalidad, es el que podría destruir a nuestro país con esta pandemia, porque esa población, necesita trabajar todos los días para vivir. No tiene un sueldo fijo, no tiene seguro médico, no tiene CTS, no tiene seguro de pensiones.

Con temor también vemos a este nuevo Congreso que, como podía esperarse, será igual o peor que el anterior, disuelto por el presidente Vizcarra y que, de manera populachera anula el pago de peajes, libera los fondos de AFP y tantas barrabasadas más que podrán hacer. Populismo puro y barato.

Ni Stephen King hubiera podido hacer una novela de terror como esta.

Reconozco que muchas noches me desvelo angustiado por lo que vendrá y es por el temor a la incertidumbre que seguramente muchos sentimos en estos días.

Finalmente reacciono, aceptando la incertidumbre y decidiendo vivir el día a día de la mejor manera, porque mañana no sabremos que pasará. Y en esa incertidumbre, ayudando a las personas cercanas a nosotros que puedan estar pasándola en peores condiciones.

Lo único que no podemos perder es la fe y la esperanza.

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