EL MINISTERIO PÚBLICO ES UNA CLOACA



Escrito por Juan Carlos Suttor

Hace unos días leía una columna de Luis García Miró en el diario Expreso. Él decía, con toda razón, que nuestro Ministerio Público está podrido de pies a cabeza y no puedo hacer otra cosa que coincidir con él.

Puede ser un tema trillado, ya comentado por muchos expertos (yo no lo soy, soy tan solo un ciudadano preocupado por lo que sucede en su país), pero lo cierto es que en este país no pasa nada. No pasa nada con el exfiscal de la Nación Pablo Sánchez que obedece a las órdenes y amenazas de ese nefasto y repugnante personaje llamado Gustavo Gorriti que hace tiempo debería estar con, al menos, prisión preventiva. No pasa nada con ese par de corruptos Rafael Vela y José Domingo Pérez a pesar de todos sus inexplicables signos exteriores de riqueza (propiedades, vehículos y viajes). No pasa nada con la exfiscal de la Nación Zoraida Ávalos (alias Shakira). No pasa nada con la cuestionada fiscal Marita Barreto, quien lidera esa especie de Gestapo en la Fiscalía llamada Eficcop, junto con su chacal Harvey Colchado, un cachaco miserable (ni nombrarlo policía) que debe avergonzar a toda su institución. Todos ellos responsables de la sucia persecución que se le hizo al expresidente Alan García y provocó su valiente y trágico suicidio.

Tampoco pasa nada con los casos de Susana Villarán, Odebrecht, OAS, Lava Jato, Cuellos Blancos del Puerto, y muchos otros que se dan en los gobiernos regionales, y municipalidades.


Desde hace más de 20 años, Gustavo Gorriti ha manejado a la Fiscalía de la Nación como si fuera su prostíbulo, y nadie se atrevió a investigar qué resultados positivos obtuvo para sí mismo este individuo, con aires de omnipotencia, con influencia en el más alto nivel de esta institución, como ha sido comprobado. Este festín de tráfico de influencias perpetrado en el más alto nivel de nuestro sistema de justicia (siendo el Ministerio Público la institución tutelar que debió velar por resguardar, con el máximo celo, la conducta de quienes dirigen el sistema nacional de justicia, integrado por la Fiscalía y el propio Poder Judicial) sigue siendo patrimonio exclusivo de ese sujeto miserable. Lamentablemente hay muchos jueces y fiscales le siguen rindiendo pleitesía a este enemigo de la sociedad peruana.

Y claro, está esa izquierda maldita —a estas alturas ya deberíamos saber que el padre de Gorriti fue un miembro del Partido Comunista del Perú—, quienes creen tener una supremacía moral que es vergonzosa. La izquierda cree que tiene una moral superior que el resto y lo juzga todo desde allí porque simplemente creen ser los portadores de los principios más justos y equilibrados  de lo que una sociedad necesita y eso es absolutamente falso. La izquierda es una doctrina de total falsedad.

Está claro que lo que sucede en el Ministerio Público, es un asco, es una institución miserable, corrupta y podrida, como muchas a las que tenemos que mantener los peruanos decentes, como es el caso de Petroperú.

Bastó una simple declaración sin sustento, no comprobada técnica o científicamente, en contra de la exfiscal de la Nación Patricia Benavides, hecha por su asesor Jaime Villanueva para que la JNJ la suspenda en un proceso exprés; sin embargo, una declaración estruendosa del mismo Villanueva revelando quien es el que mueve los hilos de jueces y fiscales títeres, colocados en estratégicos procesos judiciales, no produce ninguna reacción.

Si a esto le sumamos el pobre y vergonzoso papel que viene cumpliendo el señor Juan Carlos Villena, fiscal de la Nación interino, un mediocre a carta cabal y sobre todo el de la Junta Nacional de Justicia, plagada de caviares, responsable de nombrar y ratificar a toda la basura mencionada anteriormente, queda claro que en este país jamás habrá justicia, tan solo impunidad y más corrupción.

El futuro del Ministerio Público dependerá de su capacidad para enfrentar sus propios desafíos. Es necesario fortalecer la independencia de la institución, mejorar la gestión de los casos, aumentar la transparencia y rendición de cuentas, y recuperar la confianza de la población. Una reforma como la que estaría planteando el congresista Jorge Montoya es deseable, siempre que esta sea hecha en el marco de nuestra Constitución Política.

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